viernes, diciembre 16, 2011

Una vez tuve un sueño... y era éste (parte 2)

ún el viernes, estaba nerviosa... ¿en verdad iría? Eran las 10 de la mañana, y mientras hacía un examen, el corazón me latió de repente. Terminé rápido y fui a checar mi correo: el correo con la información había llegado... debía recoger los boletos ese mismo día... ¿Cómo me las ingeniaría? ¡Estaba a 6 horas del DF y tenía exactamente 6 horas para recogerlos! Con lágrimas en los ojos, llamé a todas mis amigas, mis bellos ángeles del DF, a quienes había visto hacía una semana cuando fui a un viaje de estudios a la ciudad de México: Estela, Dulce, Mabel, Pamm... y en un mensaje de suerte,Mabel me contestó... y se volvió mi heroína de por vida.


Mabel iría por mis boletos esa misma tarde. Le envié los documentos que debía de portar para reclamar mis boletos... y aunque con un inconveniente por delante, ella sólo me pidió a cambio ser feliz: claro que lo pagaría con creces, ella me había dado el mejor regalo del año y uno de los más especiales de mi vida.



Y un párrafo a la amistad dedico, a esa amistad que pocas personas podemos presumir, a esa amistad que sin condiciones, con apenas un par de ocasiones de habernos abrazado, cada una con un año de diferencia... a esas personas que me entregaron su amor, su amistad y sobre todo, su sinceridad como personas. En verdad a veces me pregunto qué hice de bueno para merecerlo... Aunque todas ellas siempre han merecido los buenos eventos que han acontecido en su vida: eso se sabe cuando conoces a personas como Estela, Dulce, Pamm y Mabel. Y la hermosa persona que fue por mis boletos, así como a mi queridísima terrícola, recibieron su recompensa en Los Ángeles, California una semana y media después, con un evento relacionado por algo que nos unió: la Saga Crepúsculo. *Un apartado a la saga Crepúsculo debo preparar, porque en verdad, estoy muy agradecida, gracias a esta saga he conocido personas MARAVILLOSAS*.

Los boletos... hay sólo 10, de los cuales 1 se me cayó en los empujones de la entrada y aún conservo uno. Muchas Gracias Mabel.

Sábado 29/10/2011... 
Mi mente se quedó en el limbo, o bien ya había viajado hacia el D.F., y mientras estaba por 12 horas en mi Universidad, a la que voy los sábados, oía canciones en el iPod, prestando nula atención a las clases. Mi hermano se encargó de comprar los boletos: nos iríamos juntos a las 6am del domingo, pero regresaríamos en autobuses diferentes. Ya era un hecho a las 12 del día: faltaban 32 horas para que el concierto empezara, y YO estuviera ahí. 

Y al llegar las 8pm, vía twitter encontré una transmisión por tweets desde El Plaza. El lugar estaba a full, la gente comenzaba a ambientar. Y a las 10pm... comenzó una transmisión en una serie de fotografías que no podré olvidar, a cada canción, una lágrima... era increíble que me faltaban menos de 24 horas para ver a Lauri, Eero, Aki y Pauli. 


Poco antes de la media noche, el concierto terminó: la próxima vez que The Rasmus saliera al escenario, yo estaría brincando, quizá llorando... no lo sabía. No podía dormir. No reaccionaba como una Belieber... en realidad no, en realidad era la emoción de escuchar las canciones que marcaron una parte hermosa de mi vida, la adolescencia. Sería en vivo, después de tanto tiempo... Era algo que disfrutaría con locura, con hambre, con madurez que mis escasos 20 años me dejarían...


E, intentando componer mi mochila para el lunes (porque saldría a las 00:15 del lunes de vuelta a mi escuela, para llegar a la clase de las 8am, porque sabía que no llegaría a las 7 bien bañada), encontré mi carpeta polvorienta, con mi colección de revistas que un día abandoné, pues Hide from the Sun no terminó de llenarme como Into o Dead Letters... sonreí: 


A las 3 de la mañana del 30 de octubre del 2011, cuando me quedaban 2 horas para dormir, me dí cuenta que las cosas que uno nunca planea, esos pocos detalles que uno aprende a valorar con madurez, son los que siempre llegarán, en el momento menos pensado.