martes, abril 19, 2011

Lo debí haber hecho desde un principio... eso de jugar sucio es tentador y da buenos resultados.

Hace como un año, hice este pequeño fan fiction. Estaba en una "competencia" por ver quién roleaba mejor a Jacob Black. Espero que el siguiente escrito (del cual sólo la imaginación es de mi propiedad, pero no los personajes, que son propiedad de Stephenie Meyer), esté a la altura de quien fuera ganadora de mejor "roleador" de Jacob Black (una servidora). Las palabras en negritas consistían en la segunda etapa del reto: una serie de 10 palabras que debían caber en el escrito, la mayoría sin relación una con la otra y demasiado rocambolescas.

Además, haber sido mujer y ganar en un rol masculino consiste en sí mismo un logro, pues al lado de los demás "rollers" de Jacob, que eran niños (creo que también había una niña más), tenía desventaja por ser mujer... pero la convertí en mi mejor arma

El siguiente texto se ubica en algún punto de Eclipse en donde Jake decide ir a "persuadir" a Bella de quedarse con él... antes del beso =) (o algo así), donde imaginariamente hay una junta con la manada para acordar quién lucharía con quién en la batalla contra el ejército de Neófitos.

Lo más bueno del concurso no fue el haberlo ganado, sino haber conseguido a una amiga excepcional: Penny, quien sigue siendo "Mi Bella", y con quien comencé una amistad a partir de una noche de "Tacos de Suaperro" virtuales.

PD: El hecho que haya "interpretado" a Jacob Black, no significa que me sienta niño, o tenga tendencias "raras", es simplemente que yo pienso que Jacob y yo somos muy parecidos.

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Estrujé mi lata de coca-cola hasta hacerla pedacitos. Estaba seguro que esta batalla sería aún más épica que la de Troya, y nadie tenía escapatoria. Todos estábamos sentenciados y nos mirábamos mutuamente, preguntándonos quién sobreviviría y quiénes regresarían para lamentar la pérdida de alguno de nosotros, si es que la había.

Algo estaba claro: en este cuento no existían príncipes ni magia alguna, de eso ya no había nada. Estábamos perdidos y en un maldito hoyo.

Sam miró a cada uno de nosotros, reevaluándonos. Había hecho equipos con los más pequeños, mientras que a los más fuertes había encargado dos e incluso tres chupasangres por exterminar de ese titánico aquelarre de vampiros neófitos.

Fantástico.

Era la ocasión en que incluso podría echar una mano “accidental” sobre esa imitación barata del Drácula de Stoker… ¡Basta ya, chico idiota! ÉL es amor de SU vida. Entiéndelo ya. No tienes vela en el entierro.

-Jake, hermano… no me es tan agradable como a ti. No eres el único que dejará familia atrás –Sam puso una mano paternal en mi hombro

Lo miré como siempre que me hacía ese maldito recordatorio. Me tenía harto. De tratarme como un enano: que si  perdía los estribos, que si no hacía esto, que si dejaba de hacer el otro… De haber sido mortal yo tendría ya tantas úlceras de coraje en la boca que ni el bicarbonato de sodio podría curar.

-El problema es, Sam, si los chupacabras italianos se enteran de la batalla. Todo será una reacción en cadena -Paul metía cizaña y pesimismo cada tres segundos que había pensado ya seriamente en atravesarle una lanza por la frente.

-Ése es el punto… debemos proteger a los más pequeños si eso llega a ocurrir –Sam miró de reojo a Leah y Seth, iluminados por la fogata

Un bombón salió volando hacia la frente de Leah. Ésta identificó a Paul como el agresor y comenzaron a pelear: una imagen de fotografía. Quizá sería el último momento cómico del que podría disfrutar de no ser cauteloso… o demasiado listo para irme a dejar mutilar por cualquier vampiro y acabar con mi inútil existencia.

La verdad es que no creía que pudieran venir, quizá los sirvientes inmediatos de la Guardia Mayor. No creía posible siquiera que llegara a venir Renata Volturi, o los ancianos mayores. Seguro ella y los demás del Alto Mando comenzaban a ver en el Facebook de pacotilla una nueva manera de cazar víctimas por el mundo para no levantar sospechas de los asesinatos en Italia, como me había contado Bella.

Me levanté del círculo de reunión de una vez por todas.

-Jake, vuelve, no hemos terminado –dijo Sam

-Debo de ir a Bella, Sam –susurré, y Leah y Paul dejaron de pelear para mirar, inauditos a mis palabras

-Entiendo…

La junta había terminado para mí. ¿Sería la última vez que vería a Bella? Quizá jamás tampoco iría yo a la Universidad, lo cual en parte representaba un alivio. Estaba dispuesto a darme un año sabático, pero por otro lado estaba el sueño de la ingeniería automotriz o del mecánico con papeles. ¿Vería de nuevo a mamá, esperándome al final de la famosa luz de la muerte? ¿Iría por mí? Sacudí la cabeza. ¿Bella lloraría mi muerte? ¿Se arrepentiría en ese instante?

Lo único que me quedaba era jugar sucio, como debí haberlo hecho desde un principio.